Descubriendo la magia Arquitectónica

En mi constante exploración arquitectónica, me sumerjo en la esencia de sueños materializados de muchos arquitectos. El hormigón armado, una técnica moderna, redefine nuestros símbolos al permitirnos esculpir piedras horizontales con precisión gracias al hormigón pretensado. Esta capacidad es una virtud que eleva la arquitectura a nuevas alturas y nos lleva a una reflexión profunda sobre la relación entre la materialidad y la visión creativa.

Fuente: https://www.pexels.com/search/stonehenge/

Al contemplar el dintel del MUBE, encuentro una fusión única entre la modernidad y la eternidad, similar a la que se experimenta al observar Stonehenge. Esta comparativa resuena en la esencia misma de nuestro trabajo, donde buscamos no solo crear edificaciones, sino también dejar una marca perdurable que trascienda las limitaciones del tiempo y la moda.

Cada limite va más allá de su función física al marcar planos de referencia que transforman el suelo bajo ellas en espacios activados. Estos espacios, viven gracias al juego de luces y sombras, adquieren una vida propia, esto las convierte en experiencias únicas y emocionantes. La sombra generosa que emerge de estos limites no solo representa un alivio del sol, sino que se convierte en un espacio habitable donde se encuentran el diseño y la funcionalidad de manera armoniosa. Esta integración nos invita a explorar las posibilidades emocionales y sensoriales que la arquitectura puede ofrecer, trascendiendo la mera utilidad para convertirse en una experiencia estética y significativa.

Fuente: Museu Brasileiro de Escultura e Ecologia in São Paulo, Brazil by Paulo Mendes da Rocha – Architectural Review

La visión de la “piedra en el cielo” es un recordatorio poderoso de la capacidad de la arquitectura para emocionarnos y trascender lo terrenal. Este concepto nos desafía a explorar nuevas formas de expresión arquitectónica que no solo sean funcionales, sino también emotivas. La esencia misma de la arquitectura no reside solo en los edificios construidos, sino en las relaciones espaciales. Esta comprensión nos lleva a considerar la arquitectura como una forma de arte que conecta el interior con el exterior y transforma la experiencia humana de manera profunda y significativa.

“Es la suprema realización de aquello que se soñaba tanto, porque colocar una piedra como dintel era el único medio de una cierta época de colocar al hombre debajo de una construcción, pero el hormigón armado justamente es el nuevo símbolo. Vea eso como una virtud, yo consigo hacer una piedra horizontal sólo con hormigón pretensado. Y cosas sutiles que me gustaría contarles, que son en mi opinión supremas manifestaciones de arquitectura”

Villanova Artigas, Poesia del postensado.

El proceso creativo del arquitecto es comparable al de un científico, implica ensayos, errores, descartes y refinamientos constantes en busca de la solución perfecta. Esta búsqueda de excelencia se traduce en el desarrollo lineal de la obra, donde cada detalle contribuye a la narrativa global y al impacto emocional que busca generar.

En cada proyecto, no solo buscamos construir estructuras físicas, sino también construir experiencias, emociones y un legado que perdure en el tiempo, en la memoria colectiva. Esta visión integral de la arquitectura nos impulsa a ir más allá de los límites convencionales, a explorar nuevas fronteras creativas que enriquezcan nuestra vida y nuestro entorno.

Agradecido, a seguir estudiando.

Moroni Pozo.